jueves, 26 de abril de 2007

ENTREGA 1 Y 2

Tema y Motivaciones
El Chileno en la espera del golpe de suerte
El chileno de hoy, especialmente aquellos de clase media baja y baja siguen creyendo que la suerte llegará a sus vidas de un minuto a otro, y que podrán solucionar todos sus problemas, cambiar sus vidas radicalmente. Lamentablemente no es así. La suerte se la construye uno mismo, con trabajo, con ganas y sobre todo con fe.

El chileno aun continúa con la esperanza de que en algún minuto se ganarán uno de los millonarios pozos de los variados juegos de azar que existen en nuestro país. Los bingos, los raspes, las apuestas, los tragamonedas, entre otros, se han convertido en verdaderos íconos de la cultura popular. No hay quien no juegue o apueste, desde los más adinerados hasta los más pobres. Gran parte de los chilenos destinan parte de su presupuesto a invertir en juegos de azar. Es esta esperanza de que la suerte llegará a sus vidas y que les cambiará su estilo de vida por completo lo que los motiva a jugar.

Mi rut, un caddie de golf, que gana con suerte $200.000 mensuales, sigue creyendo que a suerte tocará a su puerta y que se convertirá en el flamante ganador del Loto o del Kino. Tiene la esperanza que logrará que sus hijos sean profesionales algún día, que les dará un mejor futuro y que su propia vida mejorará al cien por ciento.


Problemática

“El afán del chileno en invertir en juegos de azar en busca de una mejor vida”

Como mencioné anteriormente, el chileno promedio invierte una parte importante de sus ingresos en juegos de azar en busca de que la suerte llegue a sus vidas y que éstas cambien radicalmente para mejor. Por mucho o muy poco que ganen mensualmente estas personas, en la mayoría, siempre hay un porcentaje del ingreso destinado a este fin.

Antecedentes

Cada habitante de América Latina consagra un promedio de 250 dólares anuales al juego, según las estimaciones más realistas que manejan los expertos. Juegos de azar que van desde los casinos hasta los más simples raspes. Los kioscos de loterías aumentan, los casinos se multiplican, las casas de apuestas clandestinas brotan en cada esquina: millones de latinoamericanos sueñan con escapar de la pobreza gracias a un golpe de suerte.
Venezuela, Perú, Argentina, Colombia, Panamá, Brasil y Uruguay, son considerados como los países más apostadores de la región, donde el vértigo de las máquinas tragamonedas, casinos, hipódromos, loterías y bingos, al igual que el juego clandestino y, últimamente, las apuestas por Internet, fascinan cada día a millones de personas.
En América Latina, se calcula que el juego --legal y clandestino-- debe llegar entre 80,000 y 100,000 millones de dólares por año.
Visto en esos términos, se puede pensar que el juego es una de las “industrias” más prósperas de la economía latinoamericana que, además, no sólo enriquece a los operadores, sino que también genera empleos y nutre las arcas de los gobiernos gracias a la recaudación fiscal.
Eso explica, en gran parte, la tolerancia y a veces los estímulos que proporciona el Estado a las implantaciones de casinos o al lanzamiento de nuevos juegos de azar. Pero esa actitud, destinada a aumentar la recaudación impositiva, tiene barnices hipócritas: nadie ignora que el juego incide sobre la salud física y mental, afecta la estabilidad laboral, desestabiliza las relaciones familiares, engendra vicio, pobreza y --cuando es clandestino-- estimula el funcionamiento de las mafias y el lavado de dinero.
No todos los países latinoamericanos toleran las apuestas, en gran medida debido a la imposibilidad de controlar eficazmente las actividades que se asocian a los juegos de azar, tanto sociales como económicas. Pero Internet es la nueva manera de apostar, existen variado tipos de juegos de azar disponibles a nivel mundial gracias a la web.
Los jugadores chilenos destinan unos 12 dólares sólo a juegos de lotería, casi la mitad de lo que gastan en Brasil (25 dólares) y muy lejos de lo que destinan los españoles o italianos, que desembolsan unos 200 dólares al año.
En Chile --uno de los países medianamente moderado en la materia-- se apuestan unos 200 millones de dólares anuales, mientras que en Venezuela, donde el 59.37%; de la población participa en algún juego de azar, se gastan 1,000 millones de dólares en el mismo período.
Gran parte de los chilenos vive con un sueldo que va desde los $800.000 a los $150.000, y sólo 2.37%; tiene un ingreso que le permitiría gastar en juegos de azar sin afectar su presupuesto diario.


Objetivos Generales
Investigar el por qué del comportamiento del chileno frente a los juegos de azar.
Conocer la inversión que se destina a éstos.
Conocer las motivaciones que inciden en el comportamiento.
Buscar soluciones en cuanto a la cantidad de dinero que se gasta en este ámbito y proponer nuevas formas de “encontrar la suerte”
Motivar a los chilenos a que construyan su suerte en vez de esperarla.

Objetivos Específicos

Conocer a fondo los tipos de juegos de azar existentes.
Investigar y entender la evolución de los juegos de azar en Chile y el mundo.
Investigar las motivaciones de este grupo para invertir en juegos de azar.
Conocer los problemas psicológicos que acarrea el juego.
Conocer los tratamientos para casos extremos.

Relevancia y Justificación
Los chilenos de por sí no somos de los con mejores sueldos. Y es importante saber que es lo que gatilla a que invirtamos en gran cantidad de juegos de azar, destinando parte de nuestros ingresos en busca de una mejor suerte y por ende una mejor vida. Siendo que lo normal sería que trabajáramos y fuéramos capaces de construirnos nuestra propia suerte.

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